Caracteristicas del gobierno de facto de 1930
La injerencia militar en la administración pública fue una constante durante el período. Se exaltó la figura del ejército como garante del orden y la unidad nacional. Se disolvió el Congreso Nacional y se intervino en las provincias, removiendo a los gobernadores electos.
La participación ciudadana en la vida pública se limitó drásticamente. Se persiguió a los sindicatos y se limitó su capacidad de organización. La legitimidad del gobierno de facto fue cuestionada desde sus inicios. La suspensión de la actividad política de los partidos mayoritarios fue una medida central.
El nacionalismo exacerbado fue una característica distintiva del régimen. Se buscaba anular la influencia del radicalismo en la sociedad argentina. El golpe de 1930 instauró un gobierno de facto caracterizado por la supresión de las garantías constitucionales. Se buscaba combatir las "ideologías extranjerizantes" como el socialismo y el comunismo.
Estas reformas, sin embargo, no lograron concretarse debido a la oposición de diversos sectores. El restablecimiento del orden social era una prioridad constante para el gobierno. Se depuraron los programas de estudio y se impusieron contenidos nacionalistas y conservadores.
El gobierno de facto intentó implementar reformas constitucionales que favorecieran el autoritarismo. La inestabilidad política interna dificultó la construcción de una política exterior coherente. Esta resistencia interna debilitó la autoridad del gobierno y contribuyó a su posterior caída.
Se buscaba una refundación institucional basada en principios autoritarios. Se prohibieron las manifestaciones públicas y la propaganda política opositora. Se buscaba formar ciudadanos adoctrinados en la ideología del régimen. El radicalismo yrigoyenista fue proscrito y sus líderes perseguidos.
La implementación de políticas económicas favorables a los grandes terratenientes fue otra característica. Se propuso la elección indirecta del presidente y la limitación del poder del Congreso.