Objetivos de aprendizaje generales y especificos
Estos pasos son las acciones observables que demuestran la consecución del objetivo general. Un objetivo general podría ser "Comprender los principios básicos de la economía".
La medición objetiva del progreso es fundamental para garantizar la calidad del aprendizaje. De esta forma, se facilita la comprensión general a través de metas concretas. Los temas son los contenidos que se van a estudiar, mientras que los objetivos describen lo que se espera que los estudiantes sean capaces de hacer con esos contenidos.
El vínculo entre ambos tipos de objetivos es fundamental para una enseñanza efectiva. Permiten entender por qué es importante aprender una habilidad o un conocimiento en particular. Son un mapa que guía la planificación del curso y la selección de contenidos relevantes.
Sin medición, es difícil saber si se están alcanzando los objetivos propuestos. Esta distinción es crucial para diseñar una enseñanza efectiva. Otro podría ser "Identificar falacias lógicas en argumentos persuasivos". Los objetivos específicos deben ser medibles, lo que significa que se deben poder evaluar de alguna manera.
Sin un contexto claro, los objetivos específicos pueden parecer aislados y sin sentido. Esta alineación mejora la calidad de la enseñanza y el aprendizaje. Los objetivos se centran en el aprendizaje, mientras que los temas se centran en el conocimiento.
La conexión entre ambos tipos de objetivos motiva al estudiante y facilita el aprendizaje significativo. La flexibilidad y la adaptabilidad son clave para garantizar que los objetivos sigan siendo relevantes y útiles. Los objetivos generales proporcionan un contexto para los objetivos específicos.
Los objetivos de aprendizaje generales marcan el rumbo de un curso, definiendo las habilidades y conocimientos más amplios que se busca adquirir. Es posible que sea necesario revisarlos y ajustarlos a medida que avanza el curso y se observa el progreso de los estudiantes.
Los objetivos específicos, en cambio, son las señales de tráfico que indican el camino a seguir en cada etapa. Se pueden medir a través de exámenes, proyectos, presentaciones o cualquier otra forma de evaluación que permita determinar si el estudiante ha alcanzado el objetivo.
Permiten monitorizar el progreso y realizar ajustes si es necesario. Un buen diseño curricular incorpora esta posibilidad de revisión continua.